Artículo 1
Sólo los espejos de azabache de sus ojos son duros cual dos escarabajos de cristal negro. Y el borriquillo se despachaba contra el viento, intentando, inútilmente, arrancar del fango la carreta, al grito sollozante de la chiquilla.
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Sólo los espejos de azabache de sus ojos son duros cual dos escarabajos de cristal negro. Y el borriquillo se despachaba contra el viento, intentando, inútilmente, arrancar del fango la carreta, al grito sollozante de la chiquilla.
Come cuanto le doy. Sólo los espejos de azabache de sus ojos son duros cual dos escarabajos de cristal negro. Así no tendrán en su memoria la tristeza de mis maldades, de mis cinismos, de mis impertinencias.
Y el borriquillo se despachaba contra el viento, intentando, inútilmente, arrancar del fango la carreta, al grito sollozante de la chiquilla. Sólo los espejos de azabache de sus ojos son duros cual dos escarabajos de cristal negro.
Sólo los espejos de azabache de sus ojos son duros cual dos escarabajos de cristal negro. Y el borriquillo se despachaba contra el viento, intentando, inútilmente, arrancar del fango la carreta, al grito sollozante de la chiquilla.
Come cuanto le doy. Sólo los espejos de azabache de sus ojos son duros cual dos escarabajos de cristal negro. Así no tendrán en su memoria la tristeza de mis maldades, de mis cinismos, de mis impertinencias.
Y el borriquillo se despachaba contra el viento, intentando, inútilmente, arrancar del fango la carreta, al grito sollozante de la chiquilla. Sólo los espejos de azabache de sus ojos son duros cual dos escarabajos de cristal negro.
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